No la he llamado en meses. Ella tampoco ha sido para descolgar el teléfono y decirme “Hola, papá ¿Cómo estás?” Ni siquiera para mandarme una tarjeta en Navidad. Sí, sí, ya sé que las chicas de ahora son más independientes y que nuestra misión como padres es que no nos necesiten. Pero digo yo que después de pagarle el viaje a Marte a sabiendas de que no regresaría nunca podía al menos haberme mandado un whatsapp el Dia del Padre.