Dos seres entonces cualesquiera
De humedades y durezas aprendidas
Transitando la ola calma y recurrente
de tu espalda más tibia que desnuda
El cuello de gacela roto en mordedura
razón del tiempo y existir de todo lo que existe
del ser vivo primero al último mortal sobre la tierra
Un pequeño grito ahogado y los que siguen
Ley de vida y de las vidas que prosperan
Palabras hechas para el momento a solas
de hombre y de mujer que no se dicen nunca
Tú para mi carne cuerpo a tierra
Yo para tu vientre diluído y verde
Dos para nosotros dos sin nadie