Las cosas que amabas y ahora te disgustan
Ese gesto mío tan serio que traigo últimamente
El desacomodo del orden natural de las cosas
Yo dejé todo justo aquí y nada aparece
La desidia de los días iguales a otros días sin decisiones difíciles
Los actos de amor, los entreactos, los telones
La tarde que se encasquilla y no pasa y se queda al café toda la tarde
El día que quiere amanecer y no queremos que suceda
El sueño que se va por siempre
y el que ya no viene cuando se le necesita y desea
noches en vela, cirio alado y silencio, vela apagada y vuelta
duermevela insomne, macilenta y amarilla
malsabor de boca con olor a iglesia
Malas palabras al acostar y al levantarse
un día más con el peso de las ojeras por delante
la desgana, la repetición de revólver de un consabido día
Yo, que soy tan libre que nunca estuve encarcelado
Yo, que soy tan rico que nunca llevé dinero encima
Yo que soy lo que soy y no lo que proclamo, disfrazo o enseño
Soy el ensimismamiento
La conversión espiral interior que se inunda de sí misma hasta encharcarse
Curva espiritual que ni nace ni termina antes o más allá de mí
La que rompe cristales blindados ante los ojos absortos de los ciegos
El cangrejo ermitaño se ha apoderado de una casa que no es suya
y carga la condena de arrastrarla
A ella y a sus inquilinos y a sus fantasmas pasados y a sus habitantes
Arrastro, que es mi deber, las malas decisiones
La carencia de dinero y perspectivas
Los años que van pasando y que se suman a la carga
Me arrastro, en fin, camino de rodillas
Se me acaba la cuenta regresiva
Voy al encuentro de todos los caminos, que es origen
Macero mi paso por la avenida disimulado y digno
Aprieto el nudo a la corbata que aprieta la garganta
Que nadie sepa o de por cierto lo que en el fondo me sucede
Ante todo, mentir, que nadie note nada
Que me sigan saludando con la misma sonrisa y misma mano
Que se olviden de mí tan pronto me hayan visto
Que nos dejemos mutuamente en paz por unos días
Y que por fin toda esta farsa se haya terminado