Cuando las cosas se tuercen, siempre pueden ponerse peor. Esta es la idea rectora de Calibre, del director y guionista Matt Palmer.

Pero es mucho más que eso: a medida que progresa la trama comienza a surgir la psicología profunda del ser humano llevado a una situación límite. Y la reflexión sobre la consecuencia de las acciones.

Buen ritmo y ambientación y una interpretación más que digna de Jack Lowden, Martin McCann y en particular de Tony Curran.