Es que si eso no es cierto, nada lo es… Yo lo vi ¡Lo vi! –alegaba Víctor, queriendo convencerse a sí mismo- Tenía seis años y tú sabes que algo así te marca de por vida. No me digas que nos hemos tragado esta farsa durante cinco décadas. Miguel asentía con la cabeza, sin poder articular palabra, recorriendo los botones del mando a distancia. Todos los canales de televisión transmitían simultáneamente las lágrimas de un octogenario Neil Armstrong, repitiendo al mundo entero su frase de despedida: “sólo deseo dar en paz este último paso”.