En el vasto panorama del cine contemporáneo, emergen obras que desafían las convenciones narrativas y visuales establecidas, llevando a los espectadores a un viaje emocional y reflexivo que trasciende los límites de lo convencional.
«Poor Things», dirigida por el visionario Yorgos Lanthimos, se erige como un monumento a la creatividad audaz y la narración provocativa.
Basada en la novela homónima de Alasdair Gray, la película (en español, «Pobres criaturas») nos sumerge en un mundo donde la excentricidad se entrelaza con la profundidad emocional, dando lugar a una experiencia cinematográfica única y memorable.
Yorgos Lanthimos ha demostrado ser un director con propuestas originales y que sacan al público de su zona de confort, y esta película no es la excepción, dejando a la crítica fascinada con la historia de Bella. Tocando temas controversiales, la cinta se describe como salvaje, bizarra y a la vez divertida
Desde los primeros momentos, somos transportados a un universo visualmente deslumbrante, donde la estética surrealista se combina con una paleta de colores vibrantes y una cinematografía magistral. La elección de filmar unas partes en blanco y negro y otras en color añade una capa adicional de complejidad visual, destacando la dualidad de la historia y los conflictos internos de los personajes. La arquitectura estilo Gaudí, plasmada en cada escenario, crea un ambiente onírico que envuelve al espectador y lo sumerge en la narrativa con una intensidad palpable.
En el corazón de «Poor Things» yace una historia profundamente humana, que se desarrolla a través de la mirada de Bella Baxter, interpretada de manera magistral por Emma Stone. Bella es una figura enigmática, una mezcla de inocencia y desenfreno, cuya búsqueda de libertad y autenticidad la lleva por caminos inesperados y emocionantes. Acompañada por el carismático Duncan Wedderburn, encarnado por el talentoso Mark Ruffalo, Bella se embarca en un viaje de autodescubrimiento que la lleva a cuestionar las normas sociales y explorar los límites de su propia identidad.
La actuación de Emma Stone es sobresaliente, capturando la complejidad emocional de su personaje con una profundidad y autenticidad asombrosas. Desde sus primeros encuentros con Duncan hasta los momentos de confrontación y revelación, Stone lleva al espectador en un viaje emocional tumultuoso, lleno de matices y contradicciones. Su capacidad para transmitir la vulnerabilidad y la fortaleza de Bella es impresionante, haciendo que el espectador se identifique y empatice con su lucha por encontrar su lugar en el mundo.
Por su parte, Ruffalo entrega una actuación igualmente memorable como Duncan, el irresistible canalla que cautiva a Bella con su encanto y misterio. Su química en pantalla con Stone es palpable, creando momentos de tensión y complicidad que elevan la intensidad emocional de la película. A medida que la relación entre Bella y Duncan se desarrolla, somos testigos de una dinámica compleja de amor y poder, que desafía las convenciones tradicionales y nos obliga a cuestionar nuestras propias percepciones de la moralidad y la libertad.
Más allá de las actuaciones estelares, destacando igualmente la de Willem Dafoe, «Pobres criaturas» destaca por su dirección magistral y su enfoque innovador en la narración visual. Lanthimos utiliza el lenguaje cinematográfico de manera creativa, jugando con la perspectiva y la composición para crear un mundo que es a la vez familiar y extraño. Su uso del «ojo de pez» y otros recursos visuales nos sumerge aún más en la mente de los personajes, permitiéndonos experimentar sus emociones y percepciones de una manera íntima y visceral.
«Poor Things» es una obra maestra de la excentricidad cinematográfica, que deslumbra y emociona en igual medida. Con actuaciones impresionantes, una dirección visionaria y una historia profundamente humana, la película se erige como un hito en el panorama del cine contemporáneo.
Al hacer una película sobre el crecimiento (entre otras cosas), Lanthimos parece haber madurado un poco también. Sigue siendo un provocador travieso que desafía a la gente a hacer una mueca de dolor ante un asunto incómodo, pero en Poor Things encuentra gracia en lo profano y lo sórdido. Nos muestra un corazón para complementar todos los zumbidos de su singular cerebro.
Richard Lawson en Vanity Fair.
Desde su estreno, ha recibido elogios de la crítica y el público por igual, consolidándose como una de las películas más destacadas del año. Sin duda, «Poor Things» dejará una marca indeleble en la historia del cine, y su legado perdurará en la memoria de quienes tengan el privilegio de experimentarla.
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