Del tiempo he regresado a estar contigo,
esta vez para siempre entre tus brazos.
Salí de la prisión de los sargazos
y retorné al remanso de tu abrigo.
Vine a segar cosecha de tu trigo,
a sujetar los haces con los lazos
del amor perdurable en los abrazos
de que todo Teruel fuera testigo.
Dame Isabel tu blanca mano inerte:
segura de mirar nuestros semblantes
La besa con el beso de la muerte.
Ese beso que nunca diste antes
El que me adeuda el tiempo de quererte
El que sólo degustan los amantes.