Cada vez que me dispongo a ver un thriller lo hago con la sensación previa de que a los cinco minutos me va a aburrir solemnemente. Son muy pocas las excepciones, y cuando suceden, considero que es de rigor recomendarlas.
Es el caso de Don’t Breathe (no respires), la segunda película de Fede Álvarez después de su remake de Evil Dead en 2013. El joven director logra mantener la tensión durante los 88 minutos del film usando de manera magistral cámara y sonido. La interpretación de Stephen Lang es soberbia.
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