Aborrezco
Quedar dormido
Mientras un cuerpo albino y abultado de astronauta
Permanece momentáneamente unido
A un territorio
Por un cordón umbilical de mismo color blanco
Donde todo lo que acontece está medido,
el aire, rigurosamente controlado,
El oxígeno, dosificado
Todo resulta así justo y necesario
Voy descendiendo la escalera
De caracol marino retorcido
Y ésta se va estrechando y estrechando
Hasta atorar mi cuerpo y exprimirlo
Me esfuerzo un poco más
Sólo hasta el límite -me digo-
Y este reducto ínfimo infinito
Me lo impide
No me permite ya
respiración más mínima
Ni más leve
Parpadeo
Por eso aborrezco
Quedar dormido
Un universo de sal se ha derretido
Y ha creado
La más enorme de las olas
La espuma que viene por mí
Todas las noches
Amo el color verde del tsunami
Y me propongo
Sobrevivir a su envoltura
Y ser regurgitado.
Sé que no alcanzará el milagro
A mis parcos pulmones inundados
Que no averiguan nunca la razón salina
De esta hermosa cruel maligna marejada
Que noche tras noche perpetrada
Me amenaza
Hunde mis barcos
Y me sala
Por eso aborrezco
Quedar dormido
Porque he tenido que entrenarme
Para saltar al vacío
gozar el estremecimiento
Que de antaño sentía
De caer y caer en lo profundo
De lo opaco
Y proseguir el descenso sin rumbo ni sentido
Sólo sentido por el estómago y el bazo
el hígado y el páncreas
el intestino grueso y el delgado
Y acabar cuando acaba la caída
Despertar en el segundo anterior
Al del sonido
Del despertador que me acobarda
Y que me impide
Reanudar normalmente un nuevo día
Y hacerle nuevos nudos al olvido
Piso un suelo alfombrado de serpientes
Retorciéndose en colores y tamaños
Tan letales
Que harían del terreno movedizo
Una alfombra de tramas infernales
Mas no podré correr
En suelo blando
Con piernas que me pesan
Como plomos
Donde del ansiado despertar
me aleja, paradoja, cada paso
El estremecimiento que sentí de niño
La asociación de fantasmas
Los remordimientos que ameritan
El ADN del ser remotamente humano
El río de siempre
Que arrastra tablas de madera conocidas
De otros nocturnos
Los mismos uniformes y disparos
Las asignaturas
Reprobadas
Las caras repetidas de los mismos
Personajes
Las mismas realidades que hacen daño
En la vigilia
Los lares y penates del imsomnio
Que se adueñan de mi lecho
La leche no mamada cuando niño que resurge
En manantiales blancos como trajes de astronauta
Los rostros borrosos que dan temor o amor
Según los casos
Van a venir cada noche a removerme
Los cimientos
y a recordarme
Que no me puedo descuidar
Por decisión propia
He determinado
Dejar de soñar
Que ya no me persigan escaleras
De babosos caracoles
Ni inconmensurables olas
Ni vacíos devorantes.
Ya no discutiré con la esfinge
de mi padre
no me abrazarán serpientes venenosas
ni fornicaré con hembras inagotables
He decretado dejar de soñar
Por propia decisión
Pero quien mejor me conoce
Me tiene atenazado por el cuello
Y no va a permitir
Que me despierte
¡Oh, Dios!
Si en un esfuerzo
Supremo de voluntad pudiera
No volver a soñar nunca…