Una vereda estrecha, un sendero largo y ascendente
No tengo miedo, por primera vez en meses, sueño
Hojas, hojas verdes y amarillas matizando la arboleda
No estoy solo, aunque no logro ver a nadie o escucharlo
Hay una inscripción en una piedra en un idioma antiguo
Paso mis manos sobre ella como un ciego. Despierto
El reloj marca una hora imberbe e imprudente. Duermo
Caigo de nueva cuenta en el abismo sin fondo o retroceso
Tengo tanto que hacer que no tengo valor para empezar
Me arropo
Intento sin éxito ignorar el brillo solar que me da en los ojos
No quiero
No puedo
No soporto
Otro día de infomercial, ínfimo, infame e infalible. Otro día
Otra plática motivacional que me prometa un gran futuro
Si me levanto es porque ya no aguanto las ganas de mear
Salpico el espejo al frotar la barba rala y cana humedecida
Hasta ese pequeño gesto de estar vivo que es el afeitarse
Tendrá que esperar mejor momento
Añado más café a la cosa esa con la esperanza de resucitar
La taza deja un cerco marrón oscuro en la portada verdosa
de mi último best-seller de superación personal
Éxito total
Muchísimo dinero
Contemplo el caos que me rodea y pienso, luego existo,
Que hoy sí seré capaz de ordenar al menos mi escritorio
Y el caos que me contempla se ríe de mí con desprecio
Busco por todas partes un cigarro, una colilla
Algo con lo que incendiar el mundo o mis pulmones
Un humo en que flotar unos instantes
Dos horas más tarde, finalmente, me decido
Visto mi mejor disfraz de domingo
Abro la puerta, aspiro profundo, hago como que sonrío
Le digo al que se queda: “hoy puede ser un gran día”
Me besa en la mejilla con sus mejores deseos
Y salgo a una vereda estrecha
Un sendero largo y ascendente