Hace muchos años, más de quinientos, cuando reinaba el gran Túpac Yupanqui, mi corazón fue entregado en sacrificio a Inti para que el sol no se apagase nunca. He vuelto a la roca sagrada Intihuatana en otras vidas sin poder recuperarlo. Hoy he recibido el llamado de los dioses y dicen que debo regresar ahora o mi corazón seguirá enterrado en Machu Picchu por toda la eternidad.