Las bofetadas tenían un doble propósito: causarme dolor y arrancarme lo que aún me quedaba de persona. Convertirme en cosa, sin nombre ni capacidad de sentir algo, lo que fuera. Hasta el dolor se transformaría después en algo ansiado.
Cosa
Publicado por Christian Fernández | Jul 24, 2018 | Microrrelato | 0 |