Lamentarán el error del año pasado. Presentía lo del despido, así que dejé programada la desactivación de la alarma para enero del 2020. Este mínimo detalle pasó desapercibido. He tenido que esperar pacientemente todo un año, pero la bóveda de seguridad se rendirá ante este peculiar “ábrete, Sésamo” que les tengo reservado. No, no es un robo, sino la última obra de arte de un genio de la informática. Que lo hubieran pensado mejor antes de reducir la plantilla y dejarme sin jubilación. Me cobraré todo lo que en justicia me corresponde. Y tal vez unos milloncitos más. Como hacen los bancos. Con el mejor interés.