Hay engaños hermosos, a qué negarlo
Como éste en que me dosificas las palabras
Beso con devoción pagana el umbral de una puerta
que no se abrirá para mí esta vez por más que toque
No puedo decir que me sorprenda
ni que no lo merezca
No a los besos de antes de pensarlo
No a la mano depredadora
No al descenso en que nos dejábamos caer
en la inconsciencia bondadosa y dúctil
con que nos amalgamamos
Esta distancia de seguridad de insecto y lagartija
que vigilamos para no ser víctima o verdugo
donde somos tan vulnerables que cada uno
amenaza al otro con romperse
ha de cuidarse a riesgo de la vida
Somos
Porcelanas
Carísimas
Frágiles
Yo que tuve de ti la prenda de tus ojos tan sólo con el roce
Que morí tantas veces en el yugo de tus alabastrinos brazos
Tu voz delgada diciendo a voces de quién son esos gritos
Cantando el amor al coro del implacable orgasmo
Que nos hace traspasar las paredes que alguien edificara
ladrillo con ladrido entre nosotros
Aullar de amor con la manada y con la Luna
Rompernos a cincel y a martillazos
Sernos, como hasta ahora, inasequibles e imprevistos
Coincidir en una esquina y quebrantarla a besos
Decirle a las calles que les pondremos nombre
Y a la gente que ignoraremos su rechazo
Decirnos las lascivias al oído
Romper la tierra a versos no escuchados
Mira, mi amor, volamos como ícaros
Y a tus pies se desenvuelve la madeja
del ir con el ir de la vida cotidiana
del voy y vengo enseguida, amor mío
no me tardo