Era yo tan cansado
Donde el doblar del vendaval
Hacía de las suyas
Me llevaba la mar de fuera a adentro
El suspirar que una vez fuera respiro
Los vientos del ahogo y del hastío
Que implica el exhalar profundamente
La aspiración a ser lo imaginado
El vaho empañador del frío en el vidrio
La exhalación primera y última del ser vivo
El aire contenido
Al vapor que alumbra las mañanas gélidas
En las calles recorridas a pie
Y a cara descubierta
Al término de enero
Pies fríos
Manos azules en los bolsillos vacíos
Madrid caminando calles frígidas conmigo
Tú me pisas
Yo te piso
Y el eco de andarnos nos resuena
Como casco de caballo enfurecido
No sé dónde se haya metido todo el mundo
Puede que el mundo entero haya desaparecido
Y solo quedemos yo y el caminar y el eco
Y la luz que no calienta la rendija
Por la que el amanecer se cuela sin permiso
Llegaban las mañanas
A donde nunca habían llegado antes
O al menos
No de esa manera
Ni tan a solas
éramos ellas y yo
El eco y negación
de la temperatura
Hermanas de clausura
Las calles silenciosas
De mi Madrid de enero
Me siguen caminando
En cuanto me descuido