Que no nos digan entonces

Que fue mejor pradera el pasto en llamas

Cuando tras volver subrepticiamente la vista

Con temor de escultura

Con tensión en el cuello

Veíamos sólo humo

Ocultando los cadáveres

Haciendo del rumor murmullo

Para arrullar el dolor y conservarlo

Para no dejarlo ir

Para anudarlo a la memoria

 

¿Y sabes, Leni?

Me siento culpable

Porque quise vivir

para dar mi testimonio

Para que nada de aquello

pudiera olvidarse nunca

 

Y sólo logro recordar con neblina

Unos ruidos enormes

Ese sabor de la leche agria

que tanto nos gustaba cuando niños

y el pasto verde, verde, Leni

inacabable