Tampoco hoy encontré trabajo. Estoy aburrido de enviar mi currículum a todas las penitenciarías, correccionales y presidios del país y no haber tenido aún ni una entrevista. He llegado a presentarme sin avisar con mi mejor traje y ni siquiera me han permitido traspasar la entrada. Me he hecho el encontradizo con los alcaides de las mejores prisiones en bares y ascensores. Nada. Y eso que soy el mejor en lo mío: garrote, hacha, horca, gas… lo que se me pida. ¿Será que ya no se lleva la capucha? Porque la primera impresión es lo que cuenta. No, seguro que es por la edad.