Las llaves. Puestas con cuidado en el gancho de la entrada para que no tintineen. Aquí no ha pasado nada. Ayer dijo que bajaba a por el pan y que es mejor ir temprano, cuando está aún caliente, recién hecho. Pero nadie se arregla y se perfuma así para comprar pan, digo yo. En fin, terminé haciéndome un Nescafé y el culo que quedaba de un pan Bimbo. Ni le puse mermelada ni nada. Pensé que se habría encontrado con algún amigo y que se habrían ido a desayunar. Y que no me llamó porque ya se sabe cómo son los hombres, se lían a hablar de sus cosas y se les olvida todo. Y bueno, que tal vez luego se fueron al bar y como a veces se le pasa un poco la mano con los vinitos, que ya me lo voy yo conociendo al guapito de cara este, se le fueron las horas sin darse cuenta. No puedo protegerle como a un hijo, ya es mayorcito. Seguro que se dejó la bolsa del pan en el bar, como si lo viera. Los jóvenes de ahora son así, pero ya me tenía preocupada. Claro que luego me acordé que ayer jugaba el Betis, así que se le hizo fácil irse al estadio y dejarme sola toda la tarde en casa, no sería la primera vez. Y es que esos amigos que tiene no son buena influencia. Claro, es que él está en la edad de vivir la vida. Lo esperé y me puse a ver “Sábado Cine” pero me dormí al final y me quedé en el sillón. Cuando miré el reloj eran las cuatro y me puse a llorar. Todas mis amigas dicen que no tenía que haberme liado con él, que hay mucha diferencia de edad. Qué sabrán ellas. Seguro que se fueron a celebrar el 2-0 y que llegaron hasta las patas a casa de ese tal Juanjo, que es una bala perdida. Estarían todos tan borrachos que se quedaron a dormir en el sofá y hoy se levantaron con una resaca marca mayor y se la curaron con anís del mono y coñac, que ya me los tengo calados. Y ese Juanjo, que es un liante, que ya me lo ha liao más veces, capaz que se lo llevó a los toros, porque siempre tiene entradas para la Maestranza, no sé cómo las consigue. A mí me llevaron una vez, pero ya no. A lo mejor llamó mientras estaba en misa y está preocupado por mí, pobre. Un hombre tiene que poder salir y divertirse. Con la paellita que le tenía hoy y que tanto le gusta. Bueno, se la guardo para la noche. Mejor me pongo a leer algo, porque seguro que el tráfico está fatal y llega tarde. Si se cree que voy a llorar por él va listo. Todos los hombres son iguales pero mi Andrés no, él es bueno, es que se junta con gente que no le conviene. Oigo las llaves. Es él.