En la imagen no aparece un hombre. En la imagen no aparece una mujer. En la imagen no aparece nada parecido a unas bocas. En la imagen no aparece nada que muestre afecto, deseo, cercanía. Nadie, mirándola detenidamente, diría que en la imagen exista algo remotamente humano. Son sólo manchas grises y planas. Y ni con el mayor esfuerzo de imaginación podría decirse que algo en las manchas es nosotros.