Los veo subir trescientos sesenta y cuatro escalones diciendo tonterías, tomando fotos, resoplando. Para los alemanes, lo importante es pretender saber algo a ciencia cierta sobre lo incomprensible. Para los japoneses, retratarnos. Las españolas se empeñan en hacer girar los molinos de oración como si rezasen algo y salir guapas en el vídeo. Los americanos intentan que alguien les traduzca algo con los shaduh que leen la mano y repiten lo mismo a todo el mundo, pero en sánscrito. Las novias hindúes pueden besarse aquí con sus novios hindúes sin sentir la vergüenza que sentirían en India. Los monjes rezan de madrugada, cuando nadie molesta, y se dejan seducir por las propinas. Yo sólo soy un mono en Swayambhunath y amo el chocolate suizo.