Carmen puso en marcha todos sus recursos culinarios: una morcillita de arroz con ajetes, tortilla de patatas -que la borda-, pan candeal, chicharrones de Cádiz. Yo rebusqué en la alacena un buen vinazo del Bierzo, sin etiqueta ni alaracas, de esos que no se venden en el súper. Carmen se limpió nerviosa las manos en el delantal y se atusó el pelo. Con señas le indicó al Maharajá que se metiera un chicharrón en la boca. Él la obedeció y ella le devolvió una sonrisa. El rostro de su alteza Dalip Singh Moolam pareció animarse un poco. Malditas visitas intempestivas.